Invertir en el desarrollo de talento de
nuestros colaboradores es una de las mejores prácticas de un buen gobierno
corporativo y es un campo donde las tecnologías nos apoyan de manera
fundamental. Los smartphones, las tablets, las ultrabooks, los smart TV, son
gadgets habituales en la vida de las personas, especialmente para el
entretenimiento, y son, al mismo tiempo, recursos muy importantes para
integrarnos, acercarnos, comunicarnos y capacitarnos.
El caudal de conocimientos relevantes que
habitualmente hemos venido recibiendo en nuestra apuesta por mejorar nuestras
competencias profesionales nos lleva a trasladarnos para estar en contacto con los
agentes de formación. Existe un espacio y un tiempo necesarios y obligatorios
para acceder al conocimiento.
La mayor parte de las organizaciones
todavía contratan servicios de capacitación localizados físicamente en algún
sitio más o menos alejado y con unas horas determinadas para acceder a ellos.
Distancias que, como siempre, para unos son más insalvables que para otros.
Lo portátil y portable, así como las
redes, Internet y el desarrollo de nuevas formas de comunicarnos, nos está
permitiendo deslocalizar y destemporalizar esas fuentes. Internet
como gestor de recursos informativos, formativos y comunicativos, está
sirviendo de base a una educación a distancia que cada vez se hace más
cercana, por lo que decíamos antes: la fuente de conocimiento, lejana
físicamente y con acceso restringido a unos horarios, penetra y se hace
presente en nuestro lugar de trabajo, en nuestro propio hogar e, incluso, en
los centros de ocio. Y las posibilidades de comunicación en todas sus
dimensiones son excepcionales.
El e-learning primero, luego el
m-learning y ahora el t-learning son conceptos que nacen producto del auge de las
tecnologías y siguen impulsando cambios drásticos en las formas de entender la capacitación
corporativa. El cómo se enseña y cómo se aprende plantea la necesidad de nuevos
enfoques para el desarrollo de competencias utilizando metodologías formativas
sostenidas en sistemas multimedios y redes digitales.
La lejanía o distancia física entre capacitadores
y colaboradores y de éstos entre sí, propio de estos sistemas, se ve modulada e
incluso anulada por la cercanía de la relación que se establece desde el
entorno virtual de aprendizaje en el que habrán de soportarse recursos,
contenidos y comunicaciones asimétricas (capacitador-estudiantes), simétricas
(estudiantes-estudiantes), síncronas (en tiempo real) y asíncronas (en tiempo
diferido).
Estas distancias, que se han acortado
o han llegado a desaparecer, deben ser el caldo de cultivo para el logro de
aprendizajes eficaces y eficientes. En efecto, hoy no parece definitorio el
hecho de la “distancia” que da nombre genérico a este prototipo de educación.
Lo que define esta forma de enseñar y aprender sin distancias es la metodología
que al utilizar determinados recursos tecnológicos es capaz de mantener una
relación didáctica cercana emocionalmente que, además, propicia un acercamiento
a las fuentes del saber a golpe de “clic” o “touch”, y una relación instantánea
o casi instantánea, al margen de fronteras nacionales y continentales y por
encima de las limitaciones que imponen las zonas horarias. El acceso al
conocimiento está garantizado permanentemente, 24 horas al día, los siete días
de la semana. ¿Cabe mayor cercanía y permanencia?
¿Existe cercanía o distancia en un
aula presencial en la que los estudiantes vienen a ser en muchos casos meros
espectadores, asistentes que callan, y escuchan aquello que el profesor dice?
En nuestra educación a distancia sin distancias, nos interesa contemplar
al estudiante como participante activo de su proceso de aprender y no simple
espectador. Y esa participación exige relación, comunicación cercana y
frecuente, vertical y horizontal. ¿No es cercanía disponer del aula, de los
materiales e, incluso, del profesor, prácticamente de forma permanente?, ¿no es
cercanía el realizar trabajos colaborativos de forma que podamos sentir el codo
de nuestro compañero de pupitre virtual?, ¿no supone cercanía el poder acceder
desde cualquier rincón de la geografía a esas fuentes del saber, a la
información, al consejo?
Muchos capacitadores corporativos nos encontramos
hoy, al menos tan cerca de tantos alumnos a distancia como de aquellos
estudiantes que en otros momentos de nuestra vida profesional, llenaban las
aulas más o menos masificadas de los centros presenciales.
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